¿Sientes que no te escucha? Puedes estar 30 minutos explicando tu situación y su respuesta frente a tu problema simplemente no te satisface. Bueno, lamento decírtelo, pero probablemente no estaba poniéndote atención. Todo el mundo quiere ser escuchado, pero algunos no saben cómo hacerlo. A continuación te dejamos unos consejos de Kevin Daum en INC para que aprendas cómo los buenos oyentes utilizan sus oídos:
A la mayor parte de la gente le gusta pensar que lo que tienen que decir es importante. Si tú o yo hacemos el esfuerzo de compartir nuestros pensamientos, sentimientos o conocimientos, queremos creer que el receptor está escuchándonos. Sin embargo, mucha gente está demasiado distraída como para digerir todo lo que se les dice cuando alguien les habla. Lo que es peor, es que hay muchos simplemente observando cómo se mueven las bocas, esperando su chance para poder hablar.
Los grandes líderes entienden el valor de ser un oyente activo y le sacan el mayor provecho a lo que otros quieren compartir con ellos. Entienden que si quieres ser escuchado y entendido, el primer paso es que tú mismo sepas escuchar. Las siguientes son acciones compartidas por aquellos que tienen esta virtud. Integra estas acciones en tu comportamiento normal y te sorprenderás todo lo que aprendes.
1. Debes estar presente
Encontrarte “en el momento” no es sólo para cuando haces yoga o vas a un concierto de Grateful Dead. Si vas a digerir lo que alguien te dice, debes realmente enfocar tu conciencia mental en la persona. Elimina las distracciones. Dale a la persona el regalo de tu atención. Deja en la mesa tu celular, apaga el computador, deja tu libro o revista a un lado y mira a la persona con una expresión neutral o agradable. La mayoría de la gente se encuentra tan acostumbrada a tener tan sólo la mitad de la atención de alguien, que ya con éste gesto los harás sentir importantes y te permitirá oír lo que dicen.
2. Apaga tu voz interna
El análisis interno de cualquier conversación es inevitable y necesario, pero muchas veces se realiza a expensas de la objetividad. Esa voz puede realmente apoderarse de tu cerebro al punto que ya no escucharás lo que la persona está hablando y, en vez de eso, simplemente tendrás al discurso de tu cabeza. Hay mucho tiempo después de la conversación para valorar lo que escuchaste, pero primero debes escucharlo. Una técnica para silenciar la voz interna es tomar nota. Incluso anotar palabras claves o frases cortas te forzará a absorber la información que te está llegando. En ese momento puedes procesar la información sin la presencia de quien te habla. Como un beneficio agregado, tendrás una representación más fiel de lo que realmente se dijo en la conversación para discutirlo más adelante.
3. Actúa como si fueras un espejo
Esta es una técnica que muchos psicólogos y consejeros recomiendan para ayudar a aliviar el conflicto. Cuando surja la oportunidad, descríbele a la persona lo que acabas de escuchar de su parte. Está bien si repites lo que se dijo con tus propias palabras. Asegúrate de finalizar con una solicitud de confirmación: “¿Entonces lo que más te preocupa es que las nuevas contrataciones necesiten mayor capacitación? ¿Eso es?”. El oyente entonces sabrá que estás prestando atención y estás conectado con la conversación.
4. Pide que te aclaren ciertas cosas
A lo largo de una conversación, busca áreas de interés donde puedas recurrir para mayor información. Sin descarrilar su línea de pensamiento, pregúntale a quien habla que expanda y aclare lo que dice: “¿A qué te refieres con ‘interesante’?” o “¿Por qué crees que eso es tan importante?”. Quien habla valorará la interacción, habrás ganado un mejor entendimiento de la perspectiva de la persona y además tendrás tu propia percepción de la información.
5. Establece un seguimiento
Al final de cualquier información, discute y determina si hay acciones que se deban tomar. Este chequeo alertará a quienes te hablan de tu preocupación por lo que se dijo y les ayudará a evaluar su propia relevancia con tus necesidades. Demuestra cuánto aprecias lo que te comparten y hazles saber lo que creíste valioso de la conversación. Hacerlos sentir escuchados aumenta las posibilidades de que escucharán realmente cuando tú tengas algo que decir.