Siglos después que Shakespeare describiera los síntomas del Rey Lear, todavía no logramos dar con la forma perfecta de cuidar a quienes sufren de demencia senil o Alzheimer. Sin embargo, en Holanda se está probando una solución bastante radical: una villa donde gente con demencia puede comprar, cocinar y vivir en comunidad, todo de forma segura.
Nuestra población está envejeciendo aceleradamente. De acuerdo a la Asociación de Alzheimer, hoy en día uno de cada tres adultos mayores muere con demencia. El proceso de encontrar y pagar por los cuidados adecuados puede ser muy confuso y difícil tanto para los pacientes como para sus seres queridos. Muchos cuidadores son mal pagados, trabajan de más y deben recorrer largas distancias para llegar a sus trabajos, desperdiciando así 17 billones de horas impagas de cuidado al año. Y el panorama va a empeorar: los índices de Alzheimer han aumentado en un 68% desde el año 2000, y el costo de cuidados para quienes lo padecen aumentará de $203 billones el año pasado a $1,2 trillones el año 2050.
En resumen: no estamos preparados para el futuro que nos espera en términos financieros, de infraestructura o incluso sociales. Sin embargo, Holanda ha puesto en marcha una idea para hacer frente a ese complicado futuro, se llama Hogeweyk (literalmente, Villa demencia en holandés) y es una comunidad independiente dentro de la pequeña ciudad de Weesp, donde claramente llevan la delantera en términos de progreso social.
De alguna forma Hogeweyk parece una fortaleza: un conjunto de edificios aislado del resto de la ciudad mediante rejas de seguridad. No obstante, en su interior contiene todo un mundo con restaurantes, cafés, un supermercado, jardines, centros comerciales y más.
Los creadores de Hogeweyk dicen que la idea es diseñar un mundo lo más parecido posible a la vida real, sin poner a los pacientes en peligro.
Por ejemplo, un síntoma común es la necesidad de deambular, a menudo sin previo aviso, lo que ha llevado a la mayoría de las “unidades de memoria” y centros de atención de demencia a instaurar una estricta política de encierro. En una ciudad alemana, un centro de atención de Alzheimer incluso construyó un paradero de buses falso para frustrar a los residentes errantes.
En Hogeweyk, el interior del perímetro de seguridad es su propio pueblo, lo que significa que los pacientes pueden moverse a su antojo sin estar en peligro.
Cada departamento alberga entre seis y ocho personas, incluyendo a los cuidadores (quienes usan ropa de calle) y la relación entre ellos es única. Los residentes ayudan en todo, desde la cocina hasta la limpieza. Pueden comprar lo que quieran de la tienda, pueden ir a la peluquería o a un restaurant. Son esas pequeñas rutinas y rituales los que ayudan a los residentes a mantener una mejor calidad de vida.
Los administradores dicen: “el que un residente no pueda funcionar de forma ‘normal’ en ciertas áreas, por ser limitado debido a la demencia senil, no quiere decir que no tenga opiniones válidas respecto a su día a día y sus alrededores”.
Las personas con demencia senil a menudo tienen dificultades adaptándose a espacios con los que no estén familiarizados, incluyendo la decoración y los colores. En Hogeweyk existen seis tipos de decoración en los apartamentos para adaptarse lo más posible al estilo de vida que tenía el paciente antes de enfermar: “gois” o clase alta (donde la decoración es bastante clásica), cálida, cristiana, artesanal, de indonesia y cultural.
Cada departamento es diferente y refleja un estilo de vida en particular. De acuerdo a Hogeweyk todo se trata de “vivir un estilo de vida tal como antes”.
Estilos: Indonesia, cultural, primera clase, y urbano.
Hogeweyk es obra de los arquitectos holandeses Molenaar&Bol&VanDillen, pero el concepto original pertenece a Yvonne van Amerongen, una cuidadora con décadas de experiencia acompañando a pacientes con problemas de memoria. A principios de los 90, Amerongen y otros cuidadores comenzaron a idear un hogar donde los enfermos pudieran vivir de la forma más cercana posible a cómo eran sus vidas antes de enfermarse.
Hogeweyk, que abrió sus puertas el año 2009, es la culminación de ese trabajo, pero según el New York Times, compañías europeas y americanas estarían interesadas en traer el concepto a Estados Unidos. De hecho, ya se abrió una villa similar en Suiza, que imita el estilo de vida de los años 50’. Después de todo el envejecimiento acelerado va de la mano con el boom inmobiliario, miles de hogares de ancianos y centros con unidades para pacientes con problemas cognitivos serán construidos dentro de las próximas décadas, y la forma en que se diseñen puede afectar a cada persona que esté leyendo este artículo.
Sin embargo, lo que revela Hogeweyk es la forma culturalmente arraigada que tenemos para distinguir a quienes sufren de demencia. Al tratar a los residentes como personas normales, pareciera que Hogeweyk sugiere que en el fondo no hay una gran diferencia entre quienes padecen demencia y los que no, sólo son necesidades diferentes. Al diseñar una ciudad hecha a la medida para sus necesidades, los residentes evitan la deshumanización que conlleva los cuidados a largo plazo.
En el sitio de Hogeweyk, una frase del libro de Italo Calvino Las ciudades invisibles, resume muy bien el objetivo de la comunidad: Ya han experimentado una noche como ésta, y fueron felices en ella.